domingo, 8 de marzo de 2015

25 meses

Y de alguna u otra manera, me encuentro expectante, una vez más. Una vez más con la sensación de volver a empezar. Y con la emoción y el miedo que suelen traer los comienzos.
Hoy siento que vuelvo a ser la que 25 meses atrás pisó Buenos Aires, no por primera vez, pero por primera vez para quedarse. Y acá estoy. Sintiendo que no cambié nada desde ese día, pero también sabiendo que soy una persona completamente distinta. Si, ya se, contradicción, una de las tantas, pero pienso, también, que una cosa no quita a la otra, los opuestos se complementan, dicen... y no se qué digo yo, por eso muchas veces me la paso repitiendo.
Hace unos meses, escribí algo parecido, escribí que siento que por fin voy encontrando mi lugar, y eso no quiere decir que esté feliz o cómoda siempre, sino que siento que puedo superarme, que tengo la oportunidad de hacerlo. Escribí también, que estaba contenta de haberme encontrado, o reencontrado con personas maravillosas. Sin dudas cada una dejó algo importante en mí, y cada tanto aparece alguna que me vuela la cabeza. Y sí, soy de volarme la cabeza seguido... que lo haga seguido no quiere decir que me acostumbre a ello. Y la gente va y viene, aprendí a no aferrarme a ella. O a aferrarme, sí, pero a ¿desaferrarme? rápido.
Retomé el blog hace ya ocho meses, y siento que era algo que me debía hace años. Más allá de que sea leído o no, ha sido un compañero constante este tiempo, una expresión, una manera de volcar lo que se me pasa por la cabeza, y de tener la oportunidad de poder releerme a mi misma, de retomar pensamientos que de otra manera, probablemente, se hubiesen perdido en los recovecos de materia gris o en el cuadriculado de cuadernos.
Los meses pasados fueron de los más difíciles que tuve que vivir, razones más, razones menos, quizás no sea eso lo que realmente importe, pero creo que necesitaba desesperadamente sentir que existía la posibilidad de empezar de cero en varios sentidos. Uno piensa mucho, pero cuesta concretar, quizás este sea uno más de esos comienzos fallidos, pero espero que no sea así.
Hoy no estoy en ningún subte con olor  a nuevo, estoy sentada en el universo de mi cuarto recién reordenado, con el viento del balcón, intrépido, como lo ha sido últimamente, y con la sensación de que hoy, también,  estoy dejando algo más mientras escribo. Y también se me escapan lágrimas, mezcladas. Hay de todo un poco, no puedo asegurar lágrimas de qué son, pero si traen tranquilidad, que vengan, no voy a ocultarlas atrás de una Ale fría que no soy.
Y también espero releerme y verme acá, volver a traer sentimientos y pensamientos y miedos e inquietudes y, también, espero haber crecido. Porque eso si, pase lo que pase, siempre creciendo, y sea como sea, siempre para adelante.
Ale.

1 comentario:

  1. Me gustó la forma en que relatas, haces vivir la situación.
    Hace muchos años yo también llegué para quedarme.
    Un abrazo.
    HD

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