domingo, 29 de marzo de 2015

Quietud

El domingo nos trae música melacólica, y cielo azul. Totalmente azul, sin ni siquiera una nube pintando de blanco algún sector. Los domingos se escuchan más fuerte los pensamientos. Desesperan. Debe ser porque todo lo demás está demasiado callado. Son las dos de la tarde y todavía no dije nada en todo el día, todavía no hablé, ni siquiera me animé a cantar alguna letra de alguna canción. Es domingo y trato de escucharme más. Como si las palabras exteriorizadas hicieran que mis pensamientos se silencien. Es domingo y estoy quieta, desesperadamente quieta. Es domingo de analizar todo. Es domingo de pechos que se cierran, de hojas de árboles que no se mueven, de gritos en la cabeza. Es domingo y ¡cuánta falta me hacés, la puta madre!


No te preocupes igual, mañana es Lunes, y seguro me olvido.

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