Miro el celular cada dos por tres, como si de alguna mágica manera mi solución viniera en forma de mensaje de texto. Y es que cuando estoy desesperada pienso cosas ilógicas. No razono correctamente y las palabras no salen de mi boca. ¿Por qué no puedo simplemente gritar lo que me molesta? O por lo menos hablarlo civilizadamente... Vamos Ale! Como si fuera tan difícil, como si fuera de vida o muerte. Puede que lastimes con tus palabras, pero no es nada comparado con lo que vos te lastimas cuando te las guardas. ENCIMA HABLO CONMIGO MISMA! Como si no tuviera con quién hablar. Como si necesitara desesperadamente algo que me haga entrar en razón.
Bingo, una vez más bajaste la cabeza y superaste el orgullo. Una vez más rompiste la promesa que te habías hecho. Así no se llega a ningún lado.