viernes, 10 de octubre de 2014

Manipulando palabras

Me resulta extraño, pero a la vez reconfortante descubrir lo versátiles que pueden ser las historias. Siempre lo dicen, es verdad: todo depende de quién te lo cuente.
Pero también depende de quién lo escuche.
Las historias, anécdotas, y demases las contamos para el otro. Dependiendo de quién sea el otro el cuentito se va encaminando para lados distintos.
Podemos ser la persona más interesante del mundo, o una historia al pasar...
Me dí cuenta de que aunque cuente mil veces la misma historia, siempre la cuento distinto.
Los diálogos son algo tan personal... No hay uno que se repita, no hay dos historias iguales...
Y qué mágico eso.
Nos dicen que no se pueden revivir los momentos, pero la verdad es que uno puede revivirlos tantas veces como quiera... O de la manera que quiera.
Revivirlos o vivirlos distinto.
Quizás la manera en que recordamos cierta situación sea incluso más importante que la situación en sí.
Quizás no importa si las cosas pasaron de una manera o de otra, sino que importa más cómo lo recordamos.
O cómo lo contamos.
O cómo le afecta al que se lo contamos.
Quizás haya cosas dando vueltas en nuestra cabeza que en realidad no pasaron nunca.
Quizás sean palabras manipuladas para crear recuerdos, o quizás tan solo un consuelo.

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