jueves, 15 de enero de 2015

Y aún cuando no te pienso...

No dejo de escuchar una especie de chirrido en la parte de atrás de la cabeza. Parecido al que sentís cuando volves una noche, al silencio de tu cuarto, después de estar en algún lugar con música muy alta. Quizás acabo de volver de algún lugar en el cuál había algo "muy alto". No se si música, no se si algo más profundo, no se ni siquiera a dónde quiero llegar con esta metáfora mediocre.
No todo lo que hacemos tiene que ser lindo. No quiero traer a colación la ya conocida discusión sobre quién decide qué es lindo y que no. Quiero, en parte, excusarme por la crudeza, por la, imposible de contener, desesperación, exaltación con la que escribo. Si vieran la letra escrita, lo notarían sin necesidad de excusas de mi parte, sin que me sientiese obligada a explicarme. Que lindas las palabras con "ex". Que ¿terrible? lo que significan esas dos letras solitas, ahí, una al costado de la otra. No, no es terrible... "Por algo es ex, Alejandra". No, no, no ¿qué es eso de repetir una y otra vez frases armadas en las que no crees? 
No es de eso de lo que quería hablar.
No sé qué sucede que escucho tan claramente, ahora, el bombeo de mi corazón. Aurículas, ventrículos, ventrílocuos, elocuente, gente, mente. ¡Ah! Es eso, tal vez. La maldita y hermosa mente. Esa que no logra comprender qué es un oxímoron, por más de que se lo hayan tratado de explicar extenuosamente. Y no me vuelvas a repetir, ni se te ocurra llenarme la cabeza de ejemplos (¡examples!) porque va a ser inútil, algún día despertaré, simplemente, comprendiéndolos... 
Uno se aferra a esperanzas con la esperanza de que la espera haga que la esperanza abrevie la espera. ¿Que esperamos? O, más bien, ¿qué espero? ¿A donde voy con todo esto? ¿Y por qué siento la necesidad de saber a dónde voy?
Ay, ay, ay. Digo "ay" porque me siento ay y porque estoy suspirando más de la cuenta y siento que el cuarto se va a llenar del aire que suspiro. ¿Será también dióxido de carbono lo que suspiro? Creo que se me va también un poquito de corazón con cada exagerada exhalación, pero al mismo tiempo siento que cada vez se hace más y más grande. ¿Y si explota alguna vez?
O quizás eso sea volver al estado natural, después de todo eso somos: pequeñísimos fragmentos unidos quién sabe por qué, quizás al reventar todo esté volviendo a la normalidad, cada parte a su parte. Y hoy me siento un poco pájaro y llorona y mango y orgullosa y, y, y, y, y. Las partes quieren volver a su parte y quieren dejar de ser parte de mí, ¿quién soy para impedirlo? 
Se detuvieron los sonidos y el silencio es peor ¡ni siquiera escucho el rumor del lápiz sobre el papel! Existe la posibilidad de haberme quedado sorda... Me examino... No. Aún escucho. Y lo que escucho puede despertar a los demás. Vuelve el silencio afuera pero adentro hay algo como gente arañando paredes y cuando escribí mango se me ocurrió la palabra exuberancia y no tengo miedo de admitir mi vacilación al escribirla, casi dejo escapar una h intermedia. 
Lo que quiero decir, es más bien simple, pero necesitaba introducción, lo que quería decir es que me da miedo que no me de miedo el miedo.

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