lunes, 23 de febrero de 2015

Desesperación II

Pienso, a veces, que no me gustaría ser tan sensible, pero ¿cambiaría todo lo que alguna vez sentí por ser un poquito mas dura? No quiero romperme, no quiero endurecerme ¿una cosa lleva a la otra? ¿son consecuencia? No me rompas, no hagas que me vuelva más fría.
No decimos las cosas por esto: las decimos y las reacciones nos hacen mierda.
¿Para qué me pedías que fuera sincera?
Ahora tengo que tragarme las lagrimas, porque está bien llorar por películas, pero esto es otra cosa. Es más difícil que te vean llorar por algo de verdad.
Y te veo agarrandome las muñecas y cuestionando eso, también. Porque mis formas de sufrir no te parecen apropiadas. Porque es más ético destruirse por dentro, no molestar a los demás, que no se note que estás mal, nena. Igual, ya ni se que es lo que queda por destruir adentro.
Soy frágil, que se yo. No voy a dejar de serlo porque no quiero dejar de serlo y porque no quiero dejar de entregar todo cuando lo siento. No quiero comenzar a sentir que esta mal abrir los sentimientos.
Me tenias en tus manos ¿sabes? De una manera mucho más profunda que cualquiera que puedas imaginar. Y te veo, con esa calma aparente por fuera, aunque el viento te este dando en la cara y aunque tengas un huracán adentro. Y decime ahora ¿con quien hablo de lo que me pasa? Escribo porque también mi memoria es frágil y desde siempre quise que no seas efímero.
¿Y qué mierda me importa si estoy sintiendo mucho?
Son mis arrebatos, los que ya conoces.

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