domingo, 15 de agosto de 2010

Y hoy, al fin, TENGO LA LLAVE

A veces los golpes más duros te dejan las mejores enseñanzas, podemos repetir una y otra vez que cuando estamos bien también aprendemos, o que la felicidad nos hace crecer. Pero solamente cuando sentimos que adentro nuestro se quiebra algo, sólo cuando sentimos que nos vamos a morir del dolor, crecemos de verdad. La tristeza y la desazón nunca me duraron mucho, porque al poco tiempo descubro eso por lo que valió la pena el sufrimiento. Y entonces sonrío y trato de cambiar, por fuera y por dentro, que se note el cambio y que me lo hagan notar para así sentir que poco a poco, dolor a dolor, voy haciéndome grande. Y me alegra y me da tanta satisfacción sentarme hoy, en cualquier lugar y poder sonreír por el pensamiento más absurdo que cruce mi cabeza, y me da mayor satisfacción todavía seguir sintiendo dolor, y no, no es masoquismo ni nada de eso, es que ahora que tengo la llave de mi vida y soy solo yo quien decide que puertas abrir, esos pequeños o grandes dolores me recuerdan que sigo creciendo y nunca, pero nunca voy a dejar de hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario